Y QUÉ CON LOS HIJOS...

Sea bendito tu manantial, Y alégrate con la mujer de tu juventud.
Proverbios 5:18

Por: Evelin de Morales


Cuando un bebé llega a formar parte de nuestra familia, no cabe duda que nuestro mundo parece estar de cabeza, nos invaden muchos sentimientos, alegría, asombro, nervios, y hasta temor porque parece que de pronto somos controlados por una pequeña personita que recién acaba de llegar.


Es muy común que con la llegada del bebé, la vida de los padres comience a girar alrededor de él, sin embargo esto puede representar un peligro que ataca la relación entre los esposos lo cual no es de beneficio ni aún para el mismo bebé.


El centrarse únicamente en el hijo es autorizar equivocadamente a uno de los dos cónyuges a alejarse de ese compañerismo de pareja a fin de dejar espacio para el niño. He sabido de casos en los que los esposos hasta deciden dormir separados con tal que el bebé pueda estar con la madre por si se ofrece alguna cosa durante la noche. Es probable que estas y otras cosas las hayamos aprendido de nuestras familias, sean consejos que hemos recibido o simplemente reaccionamos a la situación.


Siempre que nos separamos del matrimonio, por muy noble que pueda parecer la razón, abandonamos a nuestra fuente de responsabilidad: nuestro cónyuge. Tengan en cuenta que sus hijos se merecen lo mejor de los dos.


Para el pequeño los padres somos todo su mundo y nos convertimos en su mayor influencia en la vida, así que quiero compartir acerca de algo fundamental que aprendí de Gary Ezzo y Robert Bucknam autores del maravilloso libro "Conociendo A Tu Bebé", que ha bendecido mi vida, y espero que también la suya.


LA PRIORIDAD DEL MATRIMONIO El matrimonios es una relación entre dos personas que no puede igualar ninguna otra relación, es único, sin paralelo y trasciende al resto de las relaciones, al menos esta fue la idea original (Génesis 2:24). El dar la prioridad a esta relación trae un importante resultado “los grandes matrimonios crean grandes padres”, que como imagino, es el deseo de todos.


Los niños además de salud física también necesitan de una buena salud emocional, que una sana relación entre los esposos proveerá, pues cuando hay armonía en el matrimonio hay estabilidad en la familia.


Los niños parecen tener una especie de radar que detecta cuando hay conflicto entre los padres. Cuando los niños sienten más debilidad que fortaleza en la relación, el resultado es ansiedad que crea tensión en las diferentes disciplinas del aprendizaje.


Los mejores años como padres surgirán, de manera natural, de los mejores años del matrimonio, de modo que la invitación es a que, ¡proteja su matrimonio!


- Recuerde que la vida no acaba cuando se tiene un bebé. Es posible que se haga más lenta durante un tiempo, pero no se detiene por completo. Convertirnos en padres no nos hace dejar de ser hijos, hermanos, amigos y, lo que es más importante aún, esposos.

- El bebé viene a ser parte de una familia. En estos momentos ustedes han forjado su matrimonio sobre ciertas directrices de conducta, amor, respeto y relaciones personales. Cuando el bebe llega al hogar debemos enseñarle a adaptarse a su nuevo hogar (siempre manteniendo cierta flexibilidad lógica) ya que es más saludable para el bebe esta reacción, que si lo hacemos al contrario adaptar todo nuestro hogar en relación al bebe.


- Si acostumbraban tener una cita como pareja continúen con esa práctica. Si les es posible, permitan que familiares o amigos cuiden del bebé. Si no tienen una cita regular sería de mucho beneficio que comenzaran a tenerla, no tiene porque ser cara o durar mucho tiempo. Además para su tranquilidad recuerden que los expertos dicen que los niños no padecen “ansiedad de separación”, como bien mencionamos anteriormente, la relación en el matrimonio es el punto de partida de la seguridad de los hijos.


- No renuncien a gestos especiales el uno con el otro. Si tienen alguna actividad favorita que los dos disfrutan, planéenla de nuevo, o por ejemplo si el esposo trae un regalo para el bebé traiga flores también a su esposa.


-Practiquen un tiempo de charla. Cuando concluyan sus labores del día dediquen unos quince minutos a sentarse tranquilamente y hablar como pareja. Si sus hijos ya pueden darse cuenta, lo mejor es que lo hagan cuando ellos están despiertos explicándoles la importancia de que no haya interrupciones porque es un tiempo especial para los padres.
Este tiempo proveerá un sentido visual de su unión y de ese modo sus hijos pueden ser conscientes del amor de la relación entre sus padres.


-Invite a los amigos a comer o a pasar un tiempo de convivencia Concentrarse en atender a otras personas es una distracción sana, tanto para los padres como para el hijo, obliga a los padres a planear su día en relación al hecho de atender a otras personas, en lugar de solo al niño.


- No cometa la equivocación de ocultar información a su cónyuge, ya sea intencionalmente o por descuido. La tarea de ser padres resulta como practicar un deporte de “equipo”. Ya que ambos deben entender mejor a sus hijos para educarlos como es debido, es preciso que consideren su obligación informarse mutuamente de lo que observan en sus hijos.


Les animo a poner en práctica estas ideas que les pueden ayudar en esta importante etapa. Y a tener en cuenta este pensamiento:

“Si desean la excelencia en la paternidad, esfuércense continuamente por proteger su matrimonio.”

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