RECONOZCA QUE ES UN EJEMPLO
POR: JUAN FERNANDO CAMPOS
El gran dilema de ser padres es lo novedoso de la experiencia. Ninguno de nosotros ha recibido una capacitación formal para serlo. Recuerdo como al nacer mi primer hijo lo mantuvieron en una total protección los primeros días. No lo podíamos cargar, no lo podíamos tocar, sólo se podía ver en determinadas horas a través de una ventana. Una protección tan desmedida para que el día que nos retirábamos con mi esposa del sanatorio la enfermera en turno nos lo llegó a dejar luego de decirnos: “Acá está el bebé, pueden cambiarlo y ya luego se pueden retirar a su casa” ¡¿Qué?! ¿Cambiarlo? ¿Cómo se hace eso? ¿Dónde está el manual de instrucciones? ¿No me van a dar una clase de cómo hacerlo? No es justo, me matuvieron alejado de él las primeras 48 horas para que ahora de una manera tan sencilla me digan “es todo suyo y está bajo su responsabilidad”.
POR: JUAN FERNANDO CAMPOS
El gran dilema de ser padres es lo novedoso de la experiencia. Ninguno de nosotros ha recibido una capacitación formal para serlo. Recuerdo como al nacer mi primer hijo lo mantuvieron en una total protección los primeros días. No lo podíamos cargar, no lo podíamos tocar, sólo se podía ver en determinadas horas a través de una ventana. Una protección tan desmedida para que el día que nos retirábamos con mi esposa del sanatorio la enfermera en turno nos lo llegó a dejar luego de decirnos: “Acá está el bebé, pueden cambiarlo y ya luego se pueden retirar a su casa” ¡¿Qué?! ¿Cambiarlo? ¿Cómo se hace eso? ¿Dónde está el manual de instrucciones? ¿No me van a dar una clase de cómo hacerlo? No es justo, me matuvieron alejado de él las primeras 48 horas para que ahora de una manera tan sencilla me digan “es todo suyo y está bajo su responsabilidad”.
Pero esa no es la mayor responsabildad que asumimos como padres. Le aseguró que ya pasé el trauma de los primeros cambios de pañal. El verdadero trabajo inició con su formación. Con el desarrollo de mi relación como padre y sobre todo del establecimiento de los parámetros de vida que deseaba que el cumpliera. Los anhelos de ser un buen papá estaban a flor de piel, pero ¿cómo conseguirlo? ¿Cómo llegar a ser un padre modelo para él? Sencillamente en la imitación de otro padre: Dios. Todos nosotros pudiéramos tener más de alguna queja en cuanto a la forma en que fuimos educados por nuestros padres. Tristemente es un alto número de personas las que adolecen de un ejemplo paterno terrenal digno de imitar. Pudieran ser más las heridas y el deseo de no repetir lo vivido lo que motiva que lo que gustaría hacer en nuestros hijos. De tal manera que es conveniente que nos enfoquemos en el modelo paternal de Dios para poder avanzar en la mejora continua de nuestra calidad como padres.
Este es el primero de cuatro consejos que me permito darle para mejorar su calidad como padre: RECONOZCA QUE USTED ES UN EJEMPLO PARA SUS HIJOS. Nuestros hijos difícilmente se sentirán motivados a hacer lo que nosotros les digamos, pero buscarán a toda costa imitar lo que nosotros hacemos. Ellos son visuales más que auditivos cuando de cumplir con algo se trata. Lo que vean que nosotros llevemos a la práctica es lo primero que les motivará para querer hacerlo. El ejemplo seguirá siendo por muchos años la principal herramienta de enseñanza que podemos utilizar en su formación. De tal manera que si usted está interesado en que ellos logren imitar de usted un buen ejemplo, le motivo a que usted imite el modelo que tenemos en Dios como nuestro padre.
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MANTENGA LA INOCENCIA QUE EN ELLOS EXISTE
Logramos ver la importancia que tiene nuestro papel como padres cuando vemos reflejadas nuestras acciones en la repetición que nuestros pequeños hacen dado el ejemplo que les damos. Ese primer elemento del reconocimiento del ejemplo que representamos para ellos nos sirve como una alerta constante que debemos mantener ante lo que pensamos, decimos y hacemos.
Ahora bien, en la imitación de las cualidades con la que ellos naturalmente vienen configurados el primer elemento que me llama la atención para hacerlo parte de nuestro estilo de vida es la Inocencia. ¿Ha visto lo natural que son los niños en su comportamiento? No existen temores, no existe culpa, no existe maldad. La inocencia que irradian nos hace ver como seres de otro planeta que buscamos complicarnos por todo y para todo, esto sin hacer a un lado el problema que representa a nuestra integridad la lejanía de esta inocencia.
Si busca un sinónimo apropiado para el término “inocencia” yo usaría en el enfoque que doy a esta característica la palabra “pureza”. Un niño es inocente, un niño es puro. ¿Qué hacemos entonces nosotros por conservar la inocencia? Mantenernos puros. Mejorar nuestra calidad como padres require que hagamos un serio compromiso con nosotros mismso por guardarnos en pureza. Alejarnos de aquellas ocasiones que sabemos nos llevaran a fallarle a Dios. Ser puro no es volverse un religioso cuadrado, sino alguien que sabe proteger su vida de todo aquello que le contamina y que puede incluso llevar a contaminar su propio hogar.
La pureza no está fundamentada en el cumplimiento de reglas sino en la fidelidad a Dios. Como Charles Swindoll dijera en su libro “Una fe Sencilla”: “la vida cristiana no se basa en altos niveles de cumplimiento, sino en una tranquila fidelidad, no en trabajos impresionantes sino en profundas relaciones”. Observemos a nuestros hijos y aprendamos de ellos esa vida transparente que practican, analice la forma tan natural y sencilla que tienen para vivir de manera pura, seguramente nos servirá como inyeción de ánimo para poder avanzar en mejorar nuestra calidad como padres.
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