ATACANDO AL ENEMIGO. V



INTERRUPCIÓN VERBAL, esta es la primera técnica que funciona para atacar este enemigo del que hemos estado hablando “Control – intimidad”, la cual por sí sola no será suficiente, pero es una clave importante para lograr la solución. Se trata que ambos cónyuges lleguen al acuerdo de hacer mención del problema control – intimidad cuando éste ocurra en medio de una conversación.

Lo mejor es que ambos lleguen al acuerdo que este patrón está dañando la relación y unan sus fuerzas para atacarlo, si este problema permanece encerrado, nada podrás hacer.  Él mismo siempre logrará la victoria, y tú siempre serás el perdedor.

Existen varias maneras de señalar el problema.  En primer lugar, debes hacer mención de lo que está sucediendo dentro de ti,  debes aprender a controlarte cuando el comportamiento comience a manifestarse.  Por ejemplo, si durante una conversación comienzas a sentirte controlado por tu esposa, se lo haces saber.  Podrías decir algo como “Amor, me estoy sintiendo controlado en este momento, y me estoy poniendo a la defensiva y muy enojado”, esto no le causa mucha diversión a la mujer, pero detiene el patrón de conducta al instante.

Sin embargo, si no te percatas de lo que está sucediendo dentro de ti,  que este problema está tomando lugar, no tendrás otra opción que usar uno de tus antiguos y confiables recursos para escapar de la conversación, tales como: permanecer en silencio, responderle con aspereza o alejarte físicamente de la situación. 

Pero si le haces saber a tu cónyuge   como te estás sintiendo muchas cosas buenas pueden suceder ya que el patrón ha sido interrumpido.  Y sobre todo, una conversación que no se dirigía hacia ningún lugar, puede ser reanudada y continuar como si nada.

La mujer también puede resaltar lo que está tomando lugar dentro de ella.  Ella podría decir: “Querido, la realidad es que en este momento deseo intimidad, y creo que estoy empujando el asunto más allá de lo que debo”.  Si la esposa se puede percatar de la manera como está tratando a su hombre, existe la posibilidad de salvar la conversación.

La segunda manera de señalar el problema control- intimidad, es haciendo mención de lo que estás viendo que sucede en tu compañero, dado que no siempre uno e sorprende a sí mismo haciendo algo, especialmente cuando ese algo es una debilidad. Este tipo de intervención es importante ya que  uno siempre puede percatarse de  alguna debilidad en el cónyuge.

Sorprender a tu compañero levantando barreras de conversación va a funcionar, siempre y cuando seas muy cuidadoso en tu acercamiento.  Abre paso suave y apaciblemente.  No se permite el sarcasmo, tono de crítica o la actitud arrogante.  A menos que tu intención sea hacer de una situación mala, algo peor, debes procurar “hablar la verdad en amor” tal y como lo enseña el Apóstol Pablo en Efesios 4:15.  Tu actitud no debe ser: “!Te atrapé! Estás haciendo algo mal”. En lugar de esto, tu actitud debe ser totalmente lo opuesto.

Una buena idea es pedirle a tu cónyuge que te dé una frase que puedas usar para interrumpirle cuando éste   problema comience a manifestarse.  Si usas la frase que él mismo te dio, las probabilidades  que responda  sin hostilidad y sin una actitud defensiva serán mayores. También al permitirle que él te diga cuál frase usar, le permite a él mantenerse en control de la situación. Él es quien decidió como lo has de interrumpir.  Y recuerda que, con un hombre, el control es un asunto crítico.

De igual manera es una buena idea que el hombre le pida a su mujer cuál frase debe usar con ella.  Esta práctica logrará que la mujer se detenga al instante, e impedirá que el hombre se esconda en su caparazón.

Al principio estas  interrupciones verbales, les parecerán difíciles e incómodas.  De hecho, en muchas ocasiones el problema control-intimidad llegará a su fin.  Ocurrirá tan rápido, y terminará antes de que lo puedan interrumpir.  Uno o ambos reconocerán luego lo que ha sucedido.  No hay nada de malo con eso; es perfectamente normal.

Después de una conversación
Cuando por fin se den cuenta de que nuevamente han caído en la trampa control-intimidad, no será demasiado tarde para mencionarlo. Es mejor tarde que nunca.
Hablen sobre lo sucedido, ambos evalúan la conversación brevemente. Examinan como fue que cada cual respondió al otro. Admiten los errores cometidos y piden perdón por ellos.
Finalmente –y esto es muy importante– intenten desarrollar la misma    conversación otra vez y vean de que manera la pueden mejorar.

Durante una conversación
Primero. El compañero que señala el problema debe hacerlo con cuidado, usa la frase correctiva que tu compañero te ha dado. Tu meta no debe ser humillar, sino sanar.
Segundo. Si eres el compañero que ha sido interrumpido debes creer que lo que tu compañero ha expresado es la verdad. A menos que estés casado con un mentiroso patológico, o con un maestro de la manipulación, lo que tu compañero dice, eso es lo que has estado haciendo. No pelees por ello: “eres una ostra”. “No lo soy”. “sí lo eres”. “no lo soy”. Cuando te señalen el patrón de conducta, acéptalo con toda la gracia posible.
Tercero. Tomen un descanso breve después que el problema ha sido señalado, de cinco a diez minutos y luego regresen y continúen con la conversación.

Como aún no estamos en el cielo y ninguno de nosotros es perfecto, continuarán encontrándose atrapados en este problema sin salida que es el control-intimidad. Pero por medio de la práctica se convertirán en personas diestras en el manejo del mismo.

 Así hallarán la solución al problema, y tendrán la oportunidad de moverse hacia aquella maravillosa condición por la cual todos nos casamos.






  




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