La posición de la sociedad moderna ha contribuido, sensiblemente, a la destrucción de una de las instituciones milenarias: ¡El matrimonio! Opciones de conductas cada vez más liberales, habituales y frecuentes, como la infidelidad, la disolución de la familia y el divorcio, ya no nos alarman ni nos llaman tanto la atención; en verdad, casi llegamos a acostumbrarnos a ellas.
Actualmente, no es fácil encontrar matrimonios felices. A pesar de todo, la estabilidad conyugal debería ser la regla y no, la excepción. La infelicidad en la vida familiar no debería pesar sobre nuestras cabezas como una sentencia amenazadora. La Palabra de Dios nos ofrece varios principios que si fueran llevados a la práctica, aliviarían el esfuerzo que realizan las personas para alcanzar el ideal de construir un hogar feliz y facilitarían dicho propósito.
En la Biblia, hay PRINCIPIOS para los maridos y para las esposas; algunas, específicas (Efesios 5:22-23) y otras, generales, que pueden enriquecer la convivencia conyugal (Filipenses 2:3-11). En 1ra. Corintios 13, se descubren los secretos del amor verdadero.
Si usted está afrontando problemas matrimoniales, no corra alejándose de Dios, sino, por el contrario, corra hacia Dios. ¡No desista! Recuerde que hay esperanza y salida. Deposite sus dificultades a los pies de la cruz de Cristo. Ore incansable e incesantemente pidiendo al Señor que ministre su vida por medio de su palabra. Converse con su cónyuge. Ambos expongan sus dudas, sentimientos, emociones, preocupaciones, necesidades mutuas, y oren juntos para aliviar aquello que los aflige. Es probable que no se produzcan cambios instantáneos, pero, efectivamente, ocurrirán. La Palabra de Dios es viva y eficaz, y tiene poder para transformar vidas y matrimonios. Si buscan al Señor y se disponen a seguir sus recomendaciones, El les dará fuerzas para que su matrimonio resurja, aún de las cenizas.
Hogares estables y felices: esta es la voluntad de Dios. Por lo tanto, únanse a Él y acepten el desafío de construir – o reconstruir- un matrimonio más amoroso, saludable y feliz.
Hasta la próxima.
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