INTRODUCCION
En la sociedad son necesarias leyes que regulen la relación matrimonial; por lo tanto, en ese sentido el matrimonio es un contrato. Sin embargo, para el cristiano el matrimonio es mucho más que eso: es un Pacto. Malaquías 2:14, Proverbios 2:16-17
A. CONTRATO MATRIMONIAL
Desde el punto de vista legal (humano), el matrimonio es un contrato que tiene derechos y responsabilidades, el cual debe respetarse, de lo contrario si una de las partes no cumple con el contrato se pueden iniciar acciones que garanticen el cumplimiento, o bien se puede disolver el matrimonio con algún acuerdo entre las partes.
Al referirnos al matrimonio generalmente lo hacemos más en términos de un contrato que de un pacto. Existe una gran diferencia entre estos dos términos. Los contratos presentan características como las siguientes:
I. Los contratos suelen ser acuerdos con una limitación temporal
II. La mayoría de los contratos se refieren a acciones específicas
III. Los contratos tienen condiciones (si tu tal cosa, entonces yo tal otra)
IV. La motivación es obtener un bien deseado
V. Los contratos se pueden dar por terminados
B. PACTO MATRIMONIAL
Aun cuando encontramos el concepto de Pacto en toda la Biblia, no es una palabra que usemos frecuentemente. Pacto es un término bíblico, y Dios es un Dios de pactos. Un pacto al igual que un contrato, es un acuerdo entre dos o más personas. Sin embargo, la naturaleza de dicho acuerdo es diametralmente opuesta. La primera vez que encontramos esta palabra en la biblia es en Génesis 6:18.
Los pactos presentan características como las siguientes:
I. Los pactos se inician motivados por el beneficio de la otra parte
Los pactos nacen con el deseo de beneficiar a otra persona, no de manipularla ni de obtener algo a cambio. Génesis 6:13-18
II. En los pactos se hacen promesas incondicionales.
Es mucho mas fácil renunciar y salir huyendo de las circunstancias difíciles pero eso casi siempre no hace más que complicar el problema. Dios quiere que juntos le llevemos en oración nuestras dificultades. Lucas 1:6-13
III. Los pactos están basados en un amor incondicional
Solo quien conoce el amor y el perdón de Dios es capaz de amar con esa perfección. Oseas 3:1-3
IV. En los pactos los compromisos son permanentes
La frase “…Hasta que la muerte nos separe…”, tan común en la ceremonia matrimonial, es una frase de pacto. El pacto es algo permanente, eso es incuestionable. El matrimonio cristiano es un compromiso destinado a la permanencia. No hay duda de que el ideal bíblico es que un hombre y una mujer se casen para toda la vida. Como cristianos no debemos aspirar a menos. Génesis 9:9-16
V. Los pactos requieren confrontación y perdón
Debemos comprender que confrontación no es una mala palabra y que no es necesario confrontar de mala manera o con rudeza. La confrontación no es mas que la forma amorosa de mantener intacta la intimidad en el matrimonio. Manifestar un espíritu de perdón es tan importante como la disposición a confrontar. Salmos 89:30-37
C. CONCLUSION
Puede que ambos descubran que han estado considerando su matrimonio más como un contrato que como un pacto. Los contratos o acuerdos son un elemento positivo dentro del pacto matrimonial, pero por si solos no constituyen un verdadero pacto. El tipo de intimidad y satisfacción que Dios planeó para el matrimonio, solo se logra cuando uno hace un pacto.
El estándar que exige el pacto matrimonial está realmente fuera de las posibilidades humanas, pero como cristianos contamos con la ayuda divina. El pacto matrimonial no depende de la perfección humana si no que se basa en el amor incondicional que opera en nuestros corazones por el Espíritu Santo, y la clave es tener una relación íntima con Dios.